sábado, 21 de abril de 2007

Desarrollo sustentable: IDH y migración en México

Desarrollo humanoRodolfo de la Torre20 de abril de 2007
En las próximas semanas habrá de presentarse el nuevo Informe sobre desarrollo humano en México del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el cual tratará esta vez el tema de la migración. Aunque este documento aporta un enfoque conceptual más amplio que el puramente económico, y ofrece indicadores sobre el desarrollo cada vez más utilizados, hay dos aspectos sobre los cuales habrá que estar particularmente atentos: las perspectivas de los flujos migratorios México-Estados Unidos y las consecuencias para el desarrollo nacional de las características de los mismos.
En los informes anteriores, el PNUD eligió examinar la desigualdad regional en México y las posibilidades de impulsar el desarrollo desde el ámbito local. En el correspondiente a 2002 estableció que la enorme desigualdad regional del país tiene su expresión más aguda en los contrastes de ingreso, pues las diferencias en indicadores de salud y conocimientos, aunque considerables, no son tan grandes ni persistentes. En 2004 se encontró que las desigualdades en el interior de las entidades federativas resultaban ser las que mayormente explicaban la desigualdad nacional, lo que hacía urgente atenderlas desde lo local.
En sus análisis, los informes mostraban que las enormes desigualdades regionales podrían dar pie a movimientos migratorios de consideración y que muy probablemente los mismos afectaban la distribución geográfica del desarrollo humano. Ahora, el informe correspondiente a 2006-2007 retomaría estos elementos para examinar cómo las diferencias regionales y otros factores se asocian a los movimientos migratorios, tanto para su explicación como siendo consecuencias de ellos, introduciendo el contexto internacional de las desigualdades, en el que es crucial la desigualdad entre México y EU.
Uno de los debates respecto de las perspectivas de los flujos migratorios entre México y EU tiene que ver con la importancia de las diferencias salariales entre estos dos países respecto de otros factores para explicar la salida de mexicanos al norte. Para algunos, la desigualdad no es tan importante como la pobreza como explicación de la emigración pues, se afirma, una vez alcanzado un nivel de vida mínimo en nuestro territorio, las personas encontrarían demasiado altos los costos de emigrar respecto de la perspectiva de un mayor salario fuera. Los pobres serían quienes migran y menos pobreza en el país sería la clave para contener la migración.
Otros, sin embargo, consideran que aun superándose una situación de pobreza seguirá presente el incentivo para salir del país. El salario para un trabajador con baja o mediana calificación en el vecino país del norte es varias veces superior a lo que aquí podría obtenerse. Es más, dado que la migración es costosa, pues se requiere invertir recursos para preparar el viaje, pagar al pollero y subsistir mientras se encuentra trabajo en EU, sólo quienes han dejado la pobreza podrían migrar. Desde esta perspectiva quienes migran no son pobres, y para reducir la migración no basta con reducir la pobreza en México, sino un gran auge general.
Por otra parte, hay quienes ven en las redes de migrantes establecidos en EU un factor que puede inclinar la balanza hacia la desigualdad o hacia la pobreza como factores explicativos de la migración. Entre más ayuda pueda proporcionar la población que ya ha migrado a EU a los nuevos migrantes, es decir, reduzca el costo de migrar, es más factible que migren personas más pobres. De esta forma, conforme aumenta el acervo de mexicanos en el norte, el perfil de la migración va cambiando de migrantes no pobres a migrantes pobres.
El establecer si la desigualdad, la pobreza o las redes de migrantes son los principales factores explicativos de la migración es entonces en un ejercicio crucial para saber quiénes están migrando y el efecto que esto tiene sobre el bienestar del país. Si quienes migran son pobres, la migración es, como se ha afirmado, una válvula de escape para un grupo de población que sobrevive cambiando de país. Si quienes migran no son pobres, sino personas con cierta preparación y recursos, la salida de mexicanos a EU se convierte en una pérdida de capital humano que las remesas tal vez no lleguen a compensar.
Las remesas no son un recurso sin costos para el país. Además de los sacrificios individuales, de los migrantes y sus familias, que están detrás de ellas, se encuentra la pérdida de potencial económico por la salida de mexicanos con cierta capacidad productiva. Las remesas tal vez puedan más que compensar el ingreso que dejó de generar el miembro del hogar que se fue de bracero, pero no es seguro que alcancen para restituir las perspectivas de crecimiento de regiones enteras que ven disminuir su fuerza de trabajo que ya había alcanzado alguna calificación. Aun cuando en lo individual la migración pueda verse como benéfica, en lo colectivo podría no serlo.
Será de gran interés conocer la perspectiva del Informe sobre desarrollo humano México, 2006-2007 sobre estos debates y dilemas, y la posición que el gobierno mexicano adopte frente a ella.
rodolfo.torre@uia.mx
Director del IIDSES de la Universidad Iberoamericana

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